Aniversario # 7

En efecto: 7 años cumple mi Blog: Mujeres Al Borde hoy 14 de Mayo de 2013.  Me da mucha emoción.
Han sido 7 años, con algunas pequeñas interrupciones, que me he hecho a la grata tarea de compartir mis proyectos, sugerencias de sitios interesantes y novedosos y la historia de las Quilts y el Patchwork a lo largo del tiempo.

Desde niña he bordado, compré mi primera máquina de coser antes de que mi hijo Alfredo naciera ( 26 años) animada por mi entrañable amiga Ceci quien quería enseñarme a hacer ropita para bebé.  Comencé haciendo un pantaloncito cuyas costuras jamás coincidieron pero me sentí orgullosa. El pobre chamaco de semanas de nacido no podía objetar a que yo lo paseara por la Ciudad de México con aquel adefesio pero yo fascinada, dichosa de poder cortar tela y hacer una pequeña prenda de vestir.  A mis dos hijos les bordé figuritas en punto de cruz miniatura en camisetitas, en piyamas. Hoy día las veo y digo: cómo pude hacer estas puntadas microscópicas!

Nunca había probado mi suerte con el Patchwork.  En una librería hermosa de la Ciudad de México que se llama: "Libros, libros, libros" compré mi primer revista de Quilting pero al llegar a casa me dí cuenta que ésta era una técnica que no se podía aprender líricamente. Alguien tenía que echarme a andar, alguien tenía que ponerme las manos en el cortador circular y la regla de pulgadas y decirme cómo hacer mi primer Nine Patch.

Pasaron varios meses y aquella revista seguía sobre mi mesa de costura dando así como pequeñas palpitaciones, como si fuera un corazón que estaba vivo.

Isa acababa de nacer y Alfi asistía al kinder en el Colegio Americano de la Ciudad de México.  Yo me había apuntado en el ejército de mamás voluntarias y daba una vez a la semana clase de arte y creatividad en el salón de mi hijo.  Era algo fascinante trabajar con criaturas de esa edad que son pequeñas esponjas, que absorben, que crean, que no tienen limitaciones en su mente.

El espacio que me daban era los viernes justo después de lunch y recreo y yo llegaba con tiempo suficiente para colocar las mesas, cubrirlas con periódico y plástico y colocar el material que ya traía  preparado para que los niños desarrollaran un pequeño proyecto y lo pudieran llevar a su casa. Hay que tomar en cuenta que a esa edad uno tiene que tomar en cuenta que se necesita inicio, desarrollo y retribución inmediata: se llevaban a su casa su creación para que su madre lo coloque en un lugar privilegiado, sea la mesa del comedor o con imán sobre el refrigerador.

Ese mediodía me encontraba yo extendiendo los periódicos sobre las mesas. Siendo éste el Colegio Americano, las maestras tenían siempre un altero de diarios en inglés pues un periódico de gran tiraje en México que era el Novedades, publicaba su versión en Inglés llamada The News.

Al momento de estar extendiendo los pliegos sobre una mesa, un anuncio en la página del Aviso Oportuno comienza a darme señales de vida:  Eh! Oye! Fíjate lo que dice aquí! Si, aquí!!!
Y me detengo en seco y leo:  Quilting Classes!  Clases de Quilting en un recuadro....

Como si me fulminara un rayo, dejé de hacer todo lo que estaba organizando y me senté en una de las sillitas de los niños.  La información era completa,  concisa y el curso comenzaría la semana siguiente.

He de confesarles hoy después de 20 años: pobre chiquitos! Ese día ni caso les hice. Los puse a trabajar, los dejé que se ensuciaran de pintura, que "experimentaran" con todos los materiales (tal vez fue el día en que dejaron su creatividad fluir al 200 por ciento) Se ensuciaron completamente, pero Yo estaba transportada a mi nube: el Quilting... las Colchas, el Patchwork, las telas, los hilos, las formas geométricas......

Y así empezó mi aventura con las Colchas.  Comencé mis clases y descubrí una de mis mayores dichas.  Hicimos una pequeña Quilt de seis blocks. Cuando llevé a mi casa el primero que fue el Nine Patch, no podía yo dejar de verlo, de acariciarlo y admirarlo.
Mi primera Quilt 
Y a partir de allí, las Quilts y yo ya nunca nos hemos separado. Al pasar de los años he ido descubriendo siempre nuevas ideas, nuevas técnicas. Jamás he dejado de aprender y fui inmensamente feliz durante los años en que dí clases para transmitir a amigas y alumnas este maravilloso oficio.   Durante los 9 años que dí clases, tuve el privilegio de conocer personas maravillosas, muchas de ellas con las que he forjado amistad entrañable.   La vida es así. En mi caso una de mis mayores dichas se la debo al momento en que extendí un pedazo de periódico para cubrir una mesa!


Aplacando la sed

Dos bolsas